En paralelo, Quirno deberá impulsar un acuerdo comercial con Estados Unidos que permita a más de 150 productos argentinos ingresar a ese mercado con aranceles reducidos o nulos. El desafío será combinar ese acercamiento con la necesidad de sostener los vínculos con China, el segundo socio comercial del país y principal destino de las exportaciones de carne y soja.
El gigante asiático ha incrementado su influencia en América Latina a través de inversiones directas en infraestructura, especialmente en provincias como Jujuy. Frente a esta competencia entre potencias, el nuevo canciller tendrá que encontrar un equilibrio pragmático que permita a la Argentina mantener relaciones constructivas tanto con Washington como con Pekín, dos actores clave en el tablero global del siglo XXI.