Al ingresar el local descubrió que la alarma no se había activado, lo que generó sospechas ya que la parte frontal del depósito tiene sensores sobre las aberturas, mientras que en la parte trasera solo cuenta con cámaras de seguridad.
Tras una minuciosa inspección en el salón de ventas, advirtió que las llaves de la electricidad estaban bajadas. Ahí fue cuando observó que desde el baño salía gran cantidad de agua. Al asomarse halló los caños rotos y en una de las paredes —que da con una vivienda colindante—había un boquete. Al revisar sus pertenencias, descubrió que de la caja fuerte faltaban 200 mil pesos en efectivo, bolsas de alimento, una computadora de escritorio, una pava eléctrica, 2 notebook, termos, mochila de baño y grifería.
El damnificado expresó que a través de imágenes captadas estableció que el autor del atraco sería un joven residente en la zona. La fiscal Celia Mussi dispuso que se realice un relevamientos de cámaras de seguridad de la zona y la participación de la Brigada de la Seccional 4ª.