Apenas llegó a Ciudad Jardín, arreciaron los cantos contra Milei, su hermana Karina y el profe José Luis Espert. Hubo duelo de hinchadas, separadas por cordones de Gendarmería. Se cantó fuerte -y además las voces se potenciaron mediante el parlante de un vecino- el hit "Alta Coimera", y se corearon consignas como "Vendepatria", "Perro faldero de Trump" y "Traigan al narco de Espert".
En un discurso, que duró cinco minutos, megáfono en mano, Milei volvió a sus repetidas frases de campaña, con el comunismo -igual que su admirado Trump- como vector de sus afirmaciones: "Tenemos la posibilidad de abrazar la civilización y la libertad o la barbarie comunista de los Kirchner”, exclamó. Asumió que "estamos en un momento duro", pero se atajó con dudosas credenciales: "hay menos inflación, menos pobres, menos indigentes". También, aunque sonó insólito, se refirió al narcotráfico. "Hay menos narcotráfico y también menos inseguridad".
Al final de su discurso, pidió a sus seguidores que "no aflojen y sigan abrazando las ideas de la libertad" y que voten por "el Colo y Karen". Así terminó su breve acto desde la caja de una camioneta, sin caravana y se marchó, como quien sabe hasta donde le da el cuero.
En la Plaza del Avión, un grupo de chicas libertarias se preguntaban cuándo llegaba Milei al pomposo escenario donde desde la pantalla gigante se reproducían imágenes del mandatario. "No, Milei ya se fue hace rato", le contestó a la pasada un hombre mayor. La cara de frustración de la joven fue una síntesis del paso de Milei por Tres de Febrero.
En Ciudad Jardín, como si la pintoresca localidad bonaerense fuese un mar embravecido, Milei apenas pudo mojarse los pies.