En efecto, en el acuerdo de abril, la economista turca dejó una sentencia lapidaria para un organismo de crédito: "la deuda es practicamente impagable".
La relación entre Argentina y el FMI tiene un prontuario fronodoso. Desde los años ochenta, cada programa fue presentado como la gran solución para estabilizar la macroeconomía, y cada vez terminó en crisis: devaluaciones abruptas, inflación que se dispara, protestas sociales, metas fiscales incumplidas y refinanciaciones eternas. La desconfianza es mutua. Por eso la noticia del retiro de Pazarbasioglu tiene más peso simbólico que burocrático.
El historial de fracasos es largo. Christine Lagarde se fue al Banco Central Europeo después del fallido stand-by de 2018 y los altos cargos Alejandro Werner y Roberto Cardarelli dejaron la institución, entre otras "víctimas" del fracaso de los planes para la Argentina.
"La sensación en el staff es que cada vez que firman un acuerdo con Buenos Aires, firman también su renuncia", afirmó a LPO un técnico del organismo.