CFK travesó otras dos operaciones en el pasado por complicaciones en su estado de salud. La primera ocurrió en enero de 2012, cuando debieron extraerle la glándula tiroidea en el Hospital Austral de la localidad bonaerense de Pilar. Los estudios posteriores a la intervención indicaron que los nódulos eran de tipo benigno.
Un año y medio después, en octubre del 2013, la entonces presidenta de la Nación fue sometida a una cirugía en el Hospital Favaloro debido a un hematoma subdural, lesión descubierta luego de que sufriera un golpe en la cabeza, producto de una caída. Esa operación estuvo a cargo del jefe de Neurocirugía del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro (INCC), Cristian Fuster. Antes, se había realizado una interconsulta con el neurólogo y dirigente radical Facundo Manes, que forma parte del staff médico de esa Fundación.
La operación fue decidida por los médicos de la Favaloro luego de un chequeo. En la residencia presidencial de Olivos había sido monitoreada luego de que sintiera un hormigueo en su brazo izquierdo. Los estudios posteriores detectaron un coágulo entre el cerebro y el cráneo, a raíz de un traumatismo sufrido el 12 de agosto del 2013.
Según consta en el informe socioambiental presentado ante la Justicia por la prisión domiciliaria, Cristina Kirchner mantiene un tratamiento crónico por patologías previas: toma Levotiroxina debido a la tiroidectomía total y una medicación específica para problemas de audición.