Si el proyecto se aprueba tal como está redactado, el INCAA perdería sus fondos propios y quedaría completamente sujeto a las partidas que decida girarle el Ministerio de Economía de manera discrecional. Por esa razón varios trabajadores del audiovisual empezaron a hablar de la posible desaparición del cine argentino. El texto que intentará aprobar el gobierno introduce cambios importantes en dos leyes: la Ley de Cine (17.741) y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522). Esas modificaciones reconfiguran el sistema de fomento cultural e impactan no solo en el sector cinematográfico sino también en otras áreas.
Las derogaciones del artículo 195 (los incisos a, b y c del art. 21 y los art. 22 y 23 de la Ley de Cine) reformulan los mecanismos que sustentan el Fondo de Fomento Cinematográfico: se elimina el impuesto del 10% sobre las entradas de cine, videogramas grabados y los provenientes del ENACOM. Por otra parte, el artículo 196 pone el foco en el Título V y el inciso a del artículo 136 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, lo cual supondría quitar los gravámenes a la televisión, radios y señales cuyo destino son: 25% al INCAA, 10% al INT, 20% a Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, 28% al ENACOM, 5% para funcionamiento de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, 10% para proyectos especiales de comunicación audiovisual y apoyo a servicios de comunicación audiovisual, comunitarios, de frontera y de los Pueblos Originarios y 2% al INAMU.
Esos dos últimos párrafos ponen en riesgo algunas instituciones cuya actividad resulta indispensable para el desarrollo de áreas esenciales de la cultura como el cine, el teatro, la música y la comunicación comunitaria. “Mientras habla de ‘modernización laboral’ para disfrazar una flexibilización y quita de derechos, el gobierno de Milei desfinancia la música, el cine y el teatro argentino. La reforma mete por la ventana un recorte que golpea de lleno a la cultura nacional. Toda esta reforma es regresiva y vamos a rechazarla en el Congreso. No es austeridad ni equilibrio fiscal. Es una decisión política: desfinanciar la cultura nacional, destruir la producción argentina y silenciar la expresión artística de actores, actrices, técnicos, directores, músicas y músicos. Atacan a la identidad, la cultura y el trabajo argentino”, tuiteó el senador nacional Eduardo “Wado” de Pedro y, de esta manera, sentó su posición con claridad.
Voces de la cultura
La publicación del proyecto tuvo repercusiones. Página/12 consultó a varios artistas y trabajadores del sector cultural sobre los impactos que tendría esta medida. El director Adolfo Aristarain fue tajante y aportó una perspectiva amplia: “Es absurdo hablar de cualquier propuesta del Pro o de los libertarios. Están vendiendo al país, destruyendo a su gente, robando con impunidad. Son corsarios sin moral ni ética. Cuando vuelva un gobierno nacional y popular hablaremos del cine y de la financiación del Estado a través del INCAA. Analizar o considerar propuestas imbéciles es entrar en su juego”. El actor Luciano Cáceres fue sintético: “Tristeza me da que no se entienda la importancia de nuestro cine y que el mismo INCAA no defienda sus recursos conseguidos por ley”.
Buenos Aires, 14 de diciembre de 2023 Valentina Bassi Foto Guadalupe Lombardo
La actriz Valentina Bassi, por su parte, definió el proyecto como “un ataque feroz a la cultura de nuestro país y a nuestro trabajo”, y consideró también el ataque a la ciencia, a la educación, a la salud y a la discapacidad, un tema sobre el que se pronunció en varias oportunidades. “Están atacando por todos lados, no sé qué es lo que les importa de nuestro país, me pregunto eso. La sensación que tengo es que lo único que les importa es la timba financiera; no encuentro otro interés en el presidente y el Ejecutivo”.
(Guido Piotrkowski)
El actor Carlos Belloso se remonta a los DNU firmados por Milei al inicio de su gestión, que buscaban no solo desfinanciar sino también “erradicar toda ayuda al INCAA y al INT”. “La idea es quitar toda posibilidad de ayuda a la cultura y sabemos bien que si no hay ayuda, eso vendrá por otro lado y será por izquierda, por abajo. Lo mismo está pasando con la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS): sacan plata de donde recortan y me parece que todo se presta a que sucedan este tipo de cosas”, explica, y recuerda haber ido a los abrazos al INT: “Siempre cantamos el himno porque es algo que tiene que ver con nuestra cultura y una decisión, en algún sentido, patriótica. La patria necesita de estas cosas. Son ayudas para mejorar vestuarios, escenografías, la promoción de festivales o foros entre compañeros artistas”.
El actor advierte sobre los peligros de corrupción porque “el gobierno ayudará a quienes quiera ayudar. Entonces, habrá un discurso único, todo se convertirá en algo partidario” y dejará de ser democrático. También menciona la idea de “motosierra” promovida desde el gobierno pero aclara que no hay ningún ajuste y remarca: “El otro día Milei se fue a Oslo a ver cómo recibía un premio alguien que profesa su ideología. Le pagamos un viaje para su esparcimiento y regodeo personal: a él, a la hermana y a un comité. Ahí no hay recorte, pero para la cultura sí. Si hay plata para la cultura, va a ser destinada a quienes ellos crean conveniente”.
Sandra Gugliotta (Verónica Bellomo)
La directora y productora Sandra Gugliotta explicó los pormenores del proyecto y advirtió que cada 31 de diciembre el INCAA volvería a quedar vacío: “El Ministerio de Economía podría derivar algún fondo mes a mes, pero esa situación ya se vivió antes de la autarquía del Instituto. Lo que ocurría era que el ministerio no enviaba esos fondos para el cine porque los dedicaba a otra cosa”. Además de las cuestiones técnicas, la productora señala la “coherencia” de la medida en el contexto actual porque “estamos viviendo una agonía con toda la gente sin trabajo y casi ninguna película realizándose con fondos del INCAA durante este período. Hay una ideología muy clara: que las plataformas decidan lo que quieren contar y con qué películas lo quieren hacer”.
Para la directora, lo que prima hoy es “un cine de millonarios, que son los únicos que pueden ‘darse el gusto’ de filmar”. Y afirma: “Quienes habitan las historias de esas películas van a responder a una cierta clase social y a temáticas que son las de un grupo minoritario de argentinos. El sueño de contar nuestras propias historias y ocupar un lugar destacado en el mundo audiovisual, que es cada vez más fuerte y más brillante, se perdió desde que asumió este gobierno”. Gugliotta aclara que la situación ya era agónica y opina que “el gobierno anterior no supo abordar el problema y cometió muchas equivocaciones, pero esto le pone la guinda final al postre”.
La realizadora recuerda que el cine de millonarios era lo que existía cuando ella empezó a estudiar cine, pero ese esquema cambió con la irrupción del Nuevo Cine Argentino. “Cuando aparecimos con nuestras películas, en mi caso con Un día de suerte, se rompió con esa idea de que unos pocos podían filmar porque tenían dinero. Aparecieron nuevas historias y nuevos personajes, se inventaron nuevas formas de producción y se generó algo que dio trabajo a mucha gente: se hicieron películas, se crearon escuelas, se formaron críticos. Fue un movimiento reconocido en el mundo”. Todo eso es lo que está en riesgo con el proyecto libertario. “Es un funeral”, sentenció Gugliotta.
El director Marcelo Piñeyro, por su parte, comentó: “La situación del cine argentino desde que asumió este gobierno es pésima: se interrumpieron todos los proyectos de fomento, se suspendieron todas las políticas de regulación para la protección de la exhibición nacional. La situación era muy mala pero esto ya es el tiro de gracia porque se cortaría toda fuente de financiamiento. Claramente la intención de esta gente es que no haya más cine argentino. Es un ataque general a toda la cultura pero muy focalizado en el cine, que por lo visto les molesta sobremanera”.
Spiner 20251128 fernando spiner Foto Leandro Teysseire (Leandro Teysseire)
Para el director Fernando Spiner la medida implica “literalmente el cierre del INCAA y la desaparición de cualquier apoyo al cine argentino, perdiéndose cientos de miles de puestos de trabajo y dejando igual número de familias en una situación desesperante”. Al igual que sus colegas, el realizador enumera las bondades de la industria cinematográfica: “Genera ganancias directas e indirectas y un movimiento económico de gran valor, pero además van a destruir un aspecto fundamental de nuestra cultura y nuestra identidad, con una enorme tradición. Son nuestros directores, guionistas, actores y técnicos los que cuentan nuestras historias, con nuestras características culturales y en nuestro propio idioma. Estas películas han sido históricamente muy valoradas por el público y por festivales internacionales, son vendidas a todo el mundo generando ingresos”.
El director de Aballay advierte que el proyecto “no beneficia a la Argentina porque las entradas de cine no van a ser más baratas y el dinero con el que se apoyaba a esas películas no irá ni a educación o salud ni llegará a la gente de ninguna manera”. Por el contrario, Spiner sostiene que “los únicos beneficiados serán las corporaciones que manejarán el 100% del mercado del cine, y el país perderá una industria cultural construida a lo largo de mucho tiempo con gran esfuerzo. Una gran tristeza para el mundo del cine y para toda la Argentina”.
Aristarain (Pablo Piovano)
Los fondos que se utilizan para la producción cinematográfica nacional provienen de la misma actividad. El cineasta y escritor Andrés Di Tella aclara esto y señala que estos artículos determinan “la muerte del cine argentino”. “Suena dramático pero es así. Se eliminan los impuestos específicos y los percibidos por ENACOM. Hoy ni siquiera se está hablando de lo importante que sería un impuesto a las plataformas destinado a la producción nacional”. El cineasta aclara que se trata de un tema complejo y la mayoría de la gente podría percibirlo como un debate técnico, pero “Argentina llegó a tener una de las cinematografías más importantes del mundo –basta con ver la presencia del cine argentino en festivales internacionales– y esto es una especie de suicidio absurdo de algo que, en los propios términos del gobierno, le da valor agregado al país y permite inversiones extranjeras. Es muy triste que se hayan empecinado en destruir el cine como si fuera el representante del mal cuando es todo lo contrario”.
El documentalista Andrés Habegger señala la “extraña paradoja de que la libertad mate al cine” y advierte que la actual gestión avanza sobre “el recorte de la producción cultural y la financiación del Estado para la industria cinematográfica”. Desde su punto de vista, los artículos tributarios eliminan todo apoyo: “Si el cine no tiene apoyo del Estado, se muere como industria, bien cultural y memoria. Es imposible pensar un país sin cine. Cada vez que uno realiza una película está ejerciendo un acto de memoria porque esa película da cuenta de la estética, los conflictos y la historia de su momento. Cuando hacemos cualquier investigación nos remitimos a producciones culturales y el cine es una de ella. El rol del Estado es esencial para la producción cinematográfica, tanto de películas comerciales, artísticas o documentales. El cine es múltiple y requiere de un apoyo estatal; esto pasa en la mayoría de los países del mundo y, hasta hace poquito, Argentina era una referencia en cuanto a producción cinematográfica por su cantidad y calidad. Esto aniquila definitivamente el cine y creo que no tenemos que permitirlo”.
“Más allá de la posición política que uno pueda tener, es devastador que el presidente de tu país haga todo lo posible para destruir la actividad productiva y el crecimiento que vos realizás –declara el cineasta Ernesto Ardito–. Uno nunca espera esto, en ningún país del mundo que esté sano democráticamente pasa eso. No solamente se pierden miles de puestos de trabajo sino que también se atenta contra una industria creativa que es admirada en el mundo. A través de nuestro cine como embajador cultural, el país gana un valor simbólico que lo beneficia en otras industrias y en el comercio internacional”.
El director señala que el artículo 195 representa una “sentencia de muerte desde el Estado al cine nacional” e identifica la artimaña como “un crimen de Estado que carece de sentido y lógica” porque se pierde “la independencia, la diversidad y la libertad en el cine”. Además, identifica dos amenazas: por un lado, en este escenario “el INCAA se puede volver una máquina de propaganda para el gobierno”; por otro, desaparecería la posibilidad de tener “una industria local frente a un monopolio internacional cada vez mayor”, y agrega: “Trabajar para una plataforma internacional no es seguro, en cualquier momento esa empresa se va del país y deja miles de personas en la calle porque son capitales golondrina. La industria nacional no es golondrina; es nuestra propia identidad”.
Desde la perspectiva del director Andrés Cedrón, éste no es solamente un reclamo sectorial sino una lucha que debería darse de manera conjunta con otras áreas en pos de la soberanía. Cedrón señala que la medida se suma a la falta de ejecución de los montos recaudados por el INCAA a través de las políticas públicas que permitían el desarrollo de la industria. “Es lamentable el momento que está viviendo el sector audiovisual. Ahora esos aportes que no se estaban ejecutando serán regalados al sector privado. Esta medida que afecta al sector de la cultura se suma a otras que benefician al sector privado, por lo general constituido de capital extranjero. El mundo audiovisual no es la excepción. Les daríamos mayores beneficios económicos a empresas que reportan sus ganancias a otros países. Las medidas impulsadas por el gobierno de Milei direccionan las ganancias hacia otros países y regalan nuestros recursos naturales, ponen en riesgo los derechos de los trabajadores y la soberanía de nuestro país”.
Benjamin Naishtat (Archivo -)
Benjamín Naishtat, director de Rojo y Puan, entiende que el proyecto de reforma laboral ingresado en el Senado “esconde una serie de modificaciones de política tributaria, que varios constitucionalistas han señalado que son improcedentes, ya que debieran tratarse en Diputados”. “Las asignaciones específicas que desde hace más de tres décadas consolidaron el Fondo de Fomento Cinematográfico, y alrededor de este el conjunto de la política audiovisual federal, se ven eliminadas. Esto va a significar poco menos que el golpe de gracia para la industria audiovisual argentina, que va a perder al actor principal en el desarrollo de talentos y pequeñas y medianas productoras que explican el dinamismo y la diversidad del sector. Como hemos repetido tantas veces, todos los talentos que participan en producciones celebradas de forma unánime en el mundo entero -como por ejemplo, El Eternauta- se formaron y desarrollaron su capacidad y talento gracias a las políticas públicas de fomento a la industria audiovisual. El panorama es desolador especialmente para las nuevas generaciones. Esto era previsible en la correlación de fuerzas legislativas que goza el gobierno de la extrema derecha desde que cuenta con el auxilio cuasi-automático de la máquina de imprimir dólares. Debemos ser lúcidos y establecer una relación directa entre la extranjerización definitiva de la política monetaria y económica nacional y estas medidas que avanzan hacia la aculturación total de nuestro país".
Así en el cine como en la música
Gustavo Rohdenburg, presidente de la Unión de Músicxs Independientes (UMI), alerta sobre el peligro en el que se encuentra el INAMU: “Esta ley le saca todos los ingresos, que se obtienen a través de la Ley de Medios. Dentro del Título V, que es el que quieren derogar, figuran los mecanismos de financiamiento del Instituto. Esto es lo que permite que ingrese dinero y que el INAMU haga todo lo que hace. De aprobarse este proyecto de ley tal cual está escrito, se desfinanciaría completamente. No se disuelve el organismo pero virtualmente no tendría dinero para llevar adelante ninguna de sus acciones de fomento, gastos administrativos o el pago a sus empleados. Por supuesto esta medida también afecta a otros organismos como el INCAA, el INT, RTA, la Defensoría del Público”. Hay que destacar que INAMU y la Defensoría son los únicos que dependen completamente de la Ley 26.522 en materia de ingresos.
“Federico, ¿por qué odiás el arte?”. Así titularon desde UMI un comunicado oficial y la pregunta está dirigida a Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado. “No hay otra explicación más que el odio hacia las diferentes expresiones del arte en la obsesión del ministro. El proyecto de ley, en el resto del articulado, no beneficia en nada al sector musical independiente. Desde la UMI volvemos a reafirmar que no puede ser que solo la lógica de mercado determine qué arte se produce en nuestra sociedad, porque el arte es una expresión mucho más potente que la necesidad de competir”.