La situación es también una odisea para los jubilados, que cobran ingresos mínimos pese a que el aumento de la inflación permite una indexación mensual de los haberes. En agosto, la jubilación mínima cayó 0,6 por ciento real, según los cálculos de CP Consultora, y la licuación del bono (congelado desde marzo de 2024) intensifica ese proceso. El resto de las jubilaciones, medias y altas, cayeron 0,3 por ciento.
“No me endeudo, pero me estoy comiendo los ahorros, en especial por el pago de los servicios cuyo aumento fue brutal. Antes podía cubrir con mi jubilación el plan de medicina prepaga, pero ahora tengo que sumar entre un 15 y un 20 por ciento más para llegar al monto. Además, muchos medicamentos que antes eran gratuitos ahora tienen costo, y eso significa unos 50 dólares extra por mes, solo por mencionar dos gastos que el año pasado no existían”, sostiene Lucrecia, de la localidad de Los Cardales.
En el caso de Lía, también jubilada: "Medimos la compra en alimentos y aprovechamos los descuentos en verdulerías y carnicerías. Nos limitamos a lo justo y necesario la compra de ropa y el uso del vehículo porque cuesta llenar el tanque, inclusive cuando viajamos cuidamos la velocidad para ahorrar en el consumo. En los remedios se nota que bajó la cobertura tanto de PAMI como IOMA, además de que son menos los médicos que te atienden por obra social”, comenta. En vez de tener un pasar distendido después de haber trabajado tantos años, las y los jubilados hacen malabares con sus gastos para llegar a fin de mes.