Bullrich también creó un consejo académico para la formación y capacitación de agentes encubiertos. Será presidido por el juez Ricardo Basílico, que integra el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de la Ciudad de Buenos Aires y subroga en el TOF1 de La Plata, donde interviene en distintos procesos por crímenes de lesa humanidad. Basílico, además, fue parte de la comisión que creó el Gobierno para reformar el Código Penal.
La tarea de la comisión, que presidía el camarista Mariano Borinsky, ya concluyó. Según explicaron fuentes judiciales, el proyecto de reforma del Código Penal ya está en poder del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. En esa instancia, Basílico coincidió con los dos hombres fuertes del Ministerio de Seguridad, Soto y Carlos Manfroni, jefe de gabinete de Bullrich y enlace con el mundo Villarruel --que ahora está en plena batalla con la ministra de Seguridad.
El consejo académico estará conformado por Basílico, Manfroni, Soto, la titular de la unidad, un integrante por cada una de las cuatro fuerzas de seguridad federales y del Servicio Penitenciario y cinco miembros ajenos al Ministerio de Seguridad que también serán designados por Bullrich. Los nombramientos tendrán una vigencia de tres años, lo que implica que Bullrich seguirá teniendo influencia incluso si deja la cartera para sumarse a la contienda electoral.
Myriam Bregman, dirigente del FIT-U y presidenta del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), sugiere mirar el contexto de disputa dentro del oficialismo para entender por qué Bullrich no deja de avanzar casilleros. “Todo indica que hay una interna feroz en el Gobierno, donde cada sector se arma su propio grupo de inteligencia y eso es muy peligroso –más allá de que, en este contexto de ajuste y donde los niños y niñas pasan hambre, es una ofensa mayor que gasten millones en su pequeña guerra de bolsillo y servicios para perseguir y espiar. Esto demuestra que el Gobierno está debilitado”.