Tras las elecciones del 26 de octubre, el gobierno redobló su apuesta negacionista. El 6 de noviembre, Petri celebró como un hito de su gestión haber desarmado el “nefasto grupo de trabajo” de archivos, que, según él, se dedicaba a “carpetear” a quienes tenían “antepasados” vinculados a los años ‘70.
El sábado, el ciclo se completó con el anuncio de que el jefe del Ejército, Carlos Presti, pasará a reemplazar a Petri en el Ministerio de Defensa. Seguirá teniendo estado militar, lo que rompe con una tradición de más de 40 años, que busca la desmilitarización de la Defensa y la no partidización de las Fuerzas Armadas. Presti es, además, hijo de Roque Presti, quien, como jefe del Regimiento de Infantería 7 de La Plata, fue responsable de secuestros y desapariciones durante los primeros años de la dictadura.
En paralelo, el subsecretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, acudió a una cita ante un comité de Naciones Unidas y aprovechó esa plataforma para relativizar la magnitud de los crímenes de la dictadura y acusar a los organismos de falsear la verdad.